Por cierto, cuando se trata específicamente de este maniqueísmo simplificador de una realidad compleja hasta el nivel de la idiotez y expresado en informes panfletarios y análisis intelectualmente indigentes de las relaciones internacionales realizados en GloboNews (con énfasis en las mentiras descaradas del periodista derechista Demetrio Magnoli), el resultado no podía ser otro que ver a militantes del PCO (extrema izquierda fascista) y del MBL (extrema derecha fascista) intercambiando golpes e insultos entre sí frente al consulado ruso en Río de Janeiro. Sería risible si no fuera trágico.
El presidente ucraniano Zelensky, que hasta ayer parecía un populista hipócrita y homófobo fruto de la criminalización de la política llevada a cabo por el vacío de pensamiento - una mezcla del juez Sergio Moro y del cómico Danilo Gentili - es un "héroe" de Hollywood por la mayor parte de la prensa occidental. Por no hablar de que se hace propaganda en las redes sociales como "héroe".
Así que por mucho que admire y respete a mis amigos del grupo "Judíos y sionistas de izquierda", y esté de acuerdo con ellos y ellas en que Putin es un tirano sociópata que actualmente amenaza a todo el planeta con su agresión a Ucrania, me pareció precipitado el diagnóstico en un artículo de que la Unión Europea ya ha ganado la guerra contra él. Esto no es todavía una verdad, a pesar del relativo éxito de algunas de las sanciones impuestas a Rusia.
Además, la izquierda no debería ver con buenos ojos -o, al menos, debería mirar con mucho más recelo- esta glamourización del nacionalismo y el armamento de los civiles que hace la narrativa de la prensa occidental hegemónica. La izquierda -especialmente la latinoamericana, que conoce la brutalidad de la colonización y el imperialismo- no debería apresurarse a celebrar la compra de armas letales por parte de los países de Europa Occidental para entregarlas al gobierno de Zelensky y sus milicias sólo porque con ello se estaría ayudando a contener al tirano que puede apretar el botón de la bomba atómica. Una rata acorralada no huye, ataca.
Y, como persona LGBT, tengo una preocupación adicional: la homofobia es el denominador común de los países de Europa del Este, incluida Ucrania. Me preocupa mucho el destino de los gays, lesbianas y transexuales durante y después de la guerra, con ejércitos y milicias armados hasta los dientes, ya sea con recursos propios o de la Unión Europea.
Nosotros, la izquierda, debemos luchar por una solución diplomática del conflicto y por la lucha ininterrumpida contra la desinformación y la propaganda, venga de donde venga.
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